Ana Elena Pena tiene una fiesta sin fin. En ella nunca nos sentiremos solos, pues siempre nos encontraremos con cada una de las brillantes personalidades que su anfitriona viste.
Ana Elena Pena es poeta, es cantante, es narradora, es ilustradora, es activista y es agitadora. Desde sus actuaciones musicales en las que es imposible no soltar unas risas y acabar dando palmas, hasta sus libros de historias que son casi guías de autoayuda para la vida sentimental y sexual moderna, su universo tiene un punto tragicómico que invita al espectador a sentirse completamente identificado con él.
La misma Ana Elena Pena define su arte como una suerte desurrealismo pop un poco naíf, con el que pretende dar a conocer un mundo alocado en el que las mujeres son las únicas protagonistas. En sus cuadros, las niñas y las adolescentes se desnudan pero no para ser traviesas, sino simplemente para intentar liberarse de algunos de los obstáculos y obligaciones que la sociedad les impone.
¿Chicas partidas en trozos, con el corazón y el cerebro destrozado? ¿Mujeres que son como máquinas de parir niños? ¿Princesas de cuentos de hadas que han de operarse o retocarse con silicona si lo que quieren es encontrar a su príncipe azul? ¡Nunca más!
Porque la fiesta de Ana Elena Pena es una fiesta sin fin, en la que todas las incomprendidas encuentran su lugar y se unen para ser más fuertes en la lucha contra la inseguridad, contra la depresión y contra la sociedad sexista en la que habitan.










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